Dentro del arte existe diferentes formas de presentar una emoción, una idea o un sentimiento, por lo que la cinematografía se ha convertido en la herramienta perfecta para representar todos los pensamientos, aun cuando estos sueños vayan más allá de las representaciones tradicionales.
Estamos hablando del cine experimental, el cual suele ser uno de los menos aceptados en el cine, incluso entre los independientes; al menos eso fue lo que aseguró la creadora de contenidos Din Don Anahí, quien para una entrevista con Puerta Escénica prefirió conservar su nombre artístico.
Anahí se ha involucrado en un cine un tanto complejo para el ojo típico; sus proyectos, ya sean cortometrajes o videoclips, buscan romper los tabús y empoderar a la mujer ante una sociedad que, en más de una ocasión, ha minimizado el trabajo de este género; de hecho, la cineasta busca generar una filosofía de liberación, es decir, romper con los tabúes que existen entre los ciudadanos.
Por lo anterior, Anahí ha desarrollado varios cortometrajes que, desde su perspectiva, intentan explicar el mundo de las mujeres, de la soledad, de la evolución y otros temas que, con la ayuda del cine experimental, ha logrado introducirse entre los pensamientos de la audiencia para generar una emoción, una intriga, una duda o algo en el corazón de las personas.
Como con una de sus presentaciones que intentaban explicar uno de los fenómenos naturales de las mujeres y que en la sociedad conservadora fue mal visto, hasta por las propias mujeres, cuando iba dirigido para ellas.
Se trata del corto Correrse no es Mearse, (el cual puedes ver en el siguiente enlace), un material que buscaba comprobar que las mujeres también tienen la capacidad de eyacular, luego de que científicos, en su mayoría hombres, aseguraran que es un mito.
Entre este y otros temas más han sido presentados en diferentes festivales de cine experimental; sin embargo, el género, la preferencia sexual y el movimiento social que forman parte de la ideología de Anahí han hecho que se cierren las puertas en algunos aspectos.
Pero bien dicen que cuando se cierra una puerta se abren dos ventanas. Anahí aprovechó su experiencia, sus sueños y su oportunidad de estudiar en la Ciudad de México para mostrar sus talentos y capacidades en el cine.
Incluso, descubrió que entre el propio ambiente el cine experimental es el rechazado del grupo:
El cine experimental es como el compañero nerd que nadie quiere, es complicado que entiendan las realidades diferentes que existen sobre un tema, pero cuando entiendes cómo trabajan los directores de cine, puedes lucir tu proyecto”.
Esto no ha detenido a la cineasta. Con la creación de Colectivo Árbol, Anahí ha realizado varios materiales audiovisuales con los que puede enseñar a otros cineastas que las mujeres también tienen sueños y una perspectiva única en el mundo del séptimo arte.
Sin duda, Din Don Anahí tiene mucho camino por delante, derribando muros para empoderar a la mujer; incluso, uno de sus proyectos es generar un espacio para que mujeres cineastas puedan presentar sus proyectos y trabajar unidas.
Por lo pronto, Anahí se encuentra produciendo su primer largometraje, mientras hace su maestría en cine.
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