El mundo del cine tiene diferentes áreas diseñadas para cada tipo de persona, principalmente para aquellos que se caracterizan por ser cien por ciento creativos, por lo que muchos artistas sugieren que para entrar a este universo tienes que estar dispuesto a dejar todo para entregarte en cuerpo y alma a tu profesión.
Emma Viviana forma parte de este mágico mundo, pasando por una serie de etapas para lograr convertirse en la cineasta que es actualmente, y aunque por el momento sigue creciendo artísticamente, no descarta la posibilidad de estar en las grandes ligas.
Los acercamientos que tuvo Viviana con el mundo cinematográfico fueron gracias a las películas japonesas, filmes que veía cuando iba en la preparatoria, hasta que encontró el camino que la dirigiría al espacio con el que más se identifica: la dirección de arte.
La cinematografía es tan grande que tiene cabida para todos los artistas con talentos especiales, por eso Viviana ha encontrado un espacio perfecto para poner a prueba las habilidades de organización y, más que nada, la percepción con los detalles y cada elemento que compone una escena, un entorno o un encuadre.
Por lo anterior, Viviana se desenvuelve no solo en el ámbito cinematográfico, sino también en todo lo relacionado con los productos audiovisuales; una de las ventajas que tiene la dirección artística es que se necesita en diferentes medios, gracias a que suele ser un elemento indispensable.
Sin embargo, no todos los espacios ven con buenos ojos al director de arte. Aunque Viviana no lo vivió en primera persona, la cineasta relató para Puerta Escénica que en algunos espacios donde se manejan temas publicitarios suelen discriminar a este elemento de la producción, haciéndolo menos entre sus compañeros.
A diferencia del cine, donde el director de arte se convierte en una pieza rítmica que da vida a casa espacio, porque no sirve de nada tener el encuadre adecuado si la visión que proyecta no refleja ningún sentimiento o sensación por una falta de sincronía con los elementos.
Desde 2012, Emma Viviana ha dirigido ocho proyectos entre documentales y cortometrajes de ficción, donde ha puesto su sello e historia para presentar aventuras especiales; entre ellas se encuentran En defensa de la alegría, Gregorio, Una vida útil, Víspera y Fashion Wolf, esta única creada bajo el sello de su casa productora Azul Cine.
Sin duda, Emma Viviana tiene un largo camino por delante. Por el momento, se encuentra produciendo el cortometraje La pluma del Quetzal, la historia de un chamán que intenta curar a su hija con una magia muy especial.
De hecho, la cineasta tiene el deseo de que las nuevas generaciones vayan sumándose al trabajo que realizan en Azul Cine y en las demás casas productoras de la ciudad poblana, pese a que asegura que en este medio debes ‘ir solo contra el mundo’ para lograr posicionar tu producto y comenzar a ser visto por la audiencia.
Puerta Escénica - Tu acceso al arte.
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