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Foto del escritorMarcelo Bojiganga

Altamariano emplea a desempleados

El Museo de la Revolución Mexicana en Puebla, mejor conocido por los locales como la Casa de los Hermanos Serdán, cumplirá el próximo 2020 sus primeros 60 años de haber abierto sus puertas al público. Esta emblemática casa en el Centro Histórico de Puebla es un recinto donde podemos encontrarnos con la Historia.



El 18 de Noviembre de 1960 se inauguró este museo, y fue precisamente en ese día pero de 1910, en que los primeros mártires de la Revolución cayeron, y lo hicieron en Puebla. Fue en ese día, después de haber sido descubiertos, que los hermanos Serdán, sus familiares y amigos, iniciaron un combate en pro de la libertad en la capital poblana. Todo buen poblano consciente de su orgullo estatal conoce dicha historia. Por supuesto, debido a esto en Puebla se ha dicho que es la verdadera cuna de la evolución, pero tal título es disputado con algunas otras ciudades de otros estados en donde también de forma estatal se dieron hecho como éste, unidos al plan de Francisco I. Madero que llamaba al levantamiento armado hasta el día 20.


Dicha disputa para este título no deja de ser interesante, sin embargo, lo que es verdaderamente importante es el hecho de que ahí, en esa casa, verdaderos mexicanos levantaron la voz y las armas para no seguir viviendo una vida de opresión y abusos por parte del gobierno. Ahí, en esa casa, se escribió un episodio más de la Historia Mexicana.



Asistí al museo en pasados días, para corroborar que sigue siendo punto de encuentro con la Historia, pero también con la Cultura, ya que ahí se llevó a cabo la puesta en escena “Altamirano: el héroe de la cultura mexicana”, una obra producida y concebida por la Compañía Artística Desempleados en Escena, que desde hace ya años dirige el mejor conocido por todos en Puebla, actor y promotor artístico Julio Julián.


El recinto te recibe con los brazos abiertos, y de fondo tenemos los bustos en bronce de los hermanos Serdán. Este ambiente junto con el aire que se respira en la casa, evoca a que estás a punto de ver un pedacito historia. Y así fue. Caracterizando a un indígena zacapoaxtla de aquella época (s. XIX) Julio Julián entra al escenario buscando hacer llevadera la lección de cultura que estamos a punto de ver. Posteriormente, entra a escena el maestro Altamarino, quien con breves parlamentos nos muestra un poco de su vida y nos narra información sobre su trabajo así como de su producción literaria, su vida personal y el giro que dio al final su vida, claro que es interpretado por otro actor, quien fisionómicamente es muy parecido al autor de “Navidad en las montañas”. Punto a favor de la obra.


Se debe decir que esta producción de CADEE, es un impulso para difundir a través del teatro, la vida y obra de personajes del ámbito poblano, e incluso nacional, como en este caso Altamarino. Al platicar con Julio Julián, supe que este proyecto tiene miras de seguir vigente durante 2020 y quiere estrenar otras piezas escénicas con la vida de otros hombres y mujeres que son famosos en México, entre los siglos XIX y XX.



La obra es llevada, guiada casi en su totalidad por Julio Julián en su papel de zacapoaxtla, con un estilo de narrativa “a lo Cantinflas”, por supuesto que esto logra amenizar la obra, que no quiso caer en el drama histórico o en el exceso de información dogmática, o en la “narraturgia”, tan sobreexplotada hoy en día. La obra tiene una duración que se me hizo adecuada para tratar estos temas en teatro, tan sólo 35 minutos, demostrando así que puedes impactar a tu público con obras cortas.



La obra no utiliza escenografía, basta con el espacio del museo, como he mencionado, pero entrar en contacto con los héroes nacionales, y se apoya mucho de la tecnología (el celular) para hacerla divertida. Sin embargo, al verla, noté en seguida que Julio Julián, dada su amplia experiencia es quien lleva el hilo de la obra, dirigiendo la atención del público a donde él quiere, lo que hace que la figura de Altamirano no se note en el escenario.


El actor que interpreta a Ignacio Manuel Altamirano, casi no habla, sus diálogos son muy precisos, limitándose a datos biográficos, sin explorar o ahondar en el personaje. Un personaje informativo.


También reparé en que en un punto del trabajo escénico se habla mucho de la Batalla del 5 de Mayo, de las acciones durante el gobierno de Juárez o de Porfirio Díaz. Y Altamirano sólo estaba ahí. Se habla de la Guerra de Reforma y de cómo se combatió contra el invasor. Y Altamarino estaba ahí. Se habla de cómo el escritor y periodista de Guerrero vivió y murió. Y, por cierto, cuando pasó, Altamirano estaba ahí. Me hubiera gustado ver más del personaje y que él fuera el que narrara su vida de manera particular y no sólo tenerlo como personaje emblemático en escena.


No lo malentienda, la obra no se hace pesada, pero si te quedas con ganas de ver más en acciones del autor de “Clemencia” y “El Zarco”. La obra da para mucho, para re-invenciones o re-escrituras, pero hasta ahí me quedaré, ya que esto es sólo mi humilde opinión y no una crítica.


Esta obra terminó su temporada en el espacio del museo. Pero estará de gira todo 2020 en diferentes escuelas llevando el mensaje teatral que tanta falta hace estos días. Contactar a CADEE para que la lleven a su escuela, sería una sabia decisión.


Lo bueno a destacar: el horario en que se presentó, las 5 de la tarde. ¡Por fin! Una obra que piensa que hay gente que no puede asistir en la noche al teatro.




Lo chido: te obsequian un ejemplar del libro “Navidad en las montañas”, por supuesto, de Ignacio Manuel Altamirano, de Editores Mexicanos Unidos. Y así lo harán en todas las funciones de la obra. La obra, por cierto, jamás tuvo costo en sus presentaciones dentro del museo. Teatro y Libros gratis. ¡Qué ganga!

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