EL ÁRBOL
Luego de que esta puesta en escena estuvo en temporada hace no mucho tiempo en "La Rekámara. Teatro íntimo", un espacio teatral relativamente nuevo en el centro de la ciudad y con cupo limitado para veinticinco personas; esta obra, original de la dramaturga poblana Elena Garro, fue presentada por el grupo Teatrilleros dentro de la Muestra Estatal de Teatro el pasado lunes 28 de septiembre a las 17 hrs. en el teatro Arlequín de Espacio 1900.
"El árbol" cuenta el encuentro de dos mujeres: Martha, una mujer criolla de clase alta que vive en la Ciudad de México, sólo acompañada de sus criadas y Luisa, mujer indígena que huye de la miseria y el maltrato de su marido y que un día, inesperadamente, llega a tocar la puerta de Martha en busca de refugio. La obra surgió de una experiencia de Elena Garro vivida entre los años 1954 y 1965, tiempo en el que se involucró en la defensa de las tierras de los campesinos de Ahuatepec, Morelos y conoció al índigena Enedino Montiel Barona y Antonia, su mujer, quien le contó el relato "sobrenatural" que sucede en la obra y a su vez, le inspiró el personaje de Luisa.
Es considerada una de las piezas teatrales más conocidas de la autora, circunscrita dentro de la corriente literaria del realismo mágico en el que se presentan hechos improbables, oníricos e ilógicos de manera natural, quizá fue por eso que el director Alfredo Cruz Colín le dio una ambientación "terrorífica" a esta puesta en escena (es de resaltar que el espacio en el que se presentó ayudó a crear el ambiente idóneo) añadiéndole elementos musicales, sonoros, lumínicos y actorales que cayeron en lo exacerbado, efectista y predecible, dejando de lado la carga de suspenso que la dramaturgia imprimió a la anécdota.
La elección del reparto fue buena: Margarita Cuétara en el papel de Martha y Shaila Toledo como Luisa; de quienes no se puede dudar su presencia en escena pero que hicieron una lectura de personaje muy lineal, sin buscar matices ni ahondar en la situación, el conflicto y todo el universo que traen consigo estas dos mujeres. Casi al final, esta puesta en escena logró que un niño entrara en pánico y su madre lo tuvo que sacar del teatro. Intencional o no, este hecho puede plantear muchas interrogantes que ayuden a mejorar el discurso del por qué se deciden trabajar estos textos hoy en día y para qué público va dirigido.
Por Karla Ibarra
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