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El cuerpo vulnerable del El Ombligo de Adán de Sandra Hernández



Sandra Hernández González es licenciada en Danza Contemporánea por la Facultad de Artes Escénicas de la UANL, aunque radica en Monterrey, Nuevo León, es originaria de Matehuala, San Luis Potosí. Puerta Escénica tuvo el agrado de conocer sobre su trayectoria artística.


INICIOS

Con una fuerte inclinación por la danza, Sandra inicia sus estudios dancísticos en la compañía Danzul de Ricardo Loera en Matehuala, posteriormente, busca profesionalizarse e ingresa en la Facultad de Artes Escénicas .


"Al egresar de la universidad, fui parte de la Compañía Titular de Danza Contemporánea de la UANL a cargo del maestro Jaime Blanc, el trabajo en la compañía estaba ceñido al teatro físico, así que empecé a desarrollar una faceta actoral".


Actualmente es parte de la compañía Cuarto Movimiento donde ha tenido la oportunidad de desarrollar sus talentos como actriz, también es directora de "El ombligo de Adán". El teatro le ha permitido conjuntar la actuación y la danza para su desarrollo escénico.



"Para mi el teatro es un lugar para reflexionar y proponer posturas ideológicas. Me refiero a la capacidad del artista por iniciar un juego en vías de una experiencia sensible que le sea memorable al espectador".




EL OMBLIGO DE ADÁN

La compañía El Ombligo de Adán nace en 2020, haciendo mancuerna con el actor Juan Pablo Cibrián de Cuarto Movimiento.


"Decidimos seguir trabajando desde el confinamiento en casa. Tenemos una necesidad por experimentar y vivir procesos que nos lleven a potenciar nuestro discurso ceñido a lo que está en pugna en el cuerpo, de ahí nace nuestra compañía".

Sandra Hernández ha participado en seis piezas con diferentes agrupaciones. Como coreógrafa dentro del colectivo Espacio Curvado obtuvieron una residencia en Espacio Expectante donde crearon el performance Inerte/Vacío, esta producción formó parte de festivales y activaciones nocturnas en espacios independientes.




 

Como dato curioso, en Inerte/vació, cuenta con una videodanza de nombre "Levedad", que fue seleccionada para pertenecer al Acervo Nacional de Videodanza por la Red Nacional de Arte en Nuevo León.


 

"He tenido la fortuna de ser parte de proyectos cobijados por instituciones, pero también desde el arte independiente y sin demeritar la primera, es en la segunda donde he visto reflejado mayormente el privilegio de ser escuchada".

Con la compañía Cuarto Movimiento co-dirigió la versión para la pantalla del monólogo "El Decálogo de Quino". Mientras que las piezas "Informes para una Academia" de Franz Kafka (ganadora del apoyo "Entretanto Teatro en Línea CONARTE 2020") y "Maquina Hamlet" son producciones de "El Ombligo de Adán".


En el 2021, estrenaron "Máquina Hamlet" de Heiner Müller, obra que forma parte de la residencia en Concesión de Procesos V- La Reactivación, proyecto apoyado por la convocatoria de Reactivación de Espacios Escénicos Independientes de la Secretaría de Cultura a través del Complejo Cultural los Pinos y el Centro Nacional de las Artes.



Respecto al nombre de su compañía, Sandra nos comenta: El nombre de El ombligo de Adán, surge porque no debería tenerlo y sin embargo existe una discusión teológica y práctica cultural que pugna sobre la representación de aquello que para nosotros simboliza el soplo de vida ceñido en el cuerpo. Entonces hablamos de esto que nos interesa romper, la representación, pues nuestra práctica busca desarrollar, desde la interdisciplina escénica, una mirada propia sobre textos canónicos como estos ya trabajados de Kafka y Müller. Al momento de trabajar textualidades buscamos ahondar en la exploración posdramática y que nuestro quehacer es desde el arte escénico independiente.


"Mostrar un cuerpo vulnerable, su suavidad y lo ritual que en él convergen es nuestro detonante. El bautizarnos como Ombligo de Adán, más allá del conflicto de devotos o racionalistas, es ser un colectivo que le apuesta por la exploración en el cuerpo y su potencia".




 

"Informes para una Academia" tiene como protagonista a Pedro el Rojo, como una inteligencia que cuestiona desde su captura y aprendizaje aquello que lo ha devenido en “humano”. Cuestionando lo humano, lo establecido, lo que espera, sus nostalgias, lo que se ha perdido. El autor, Kafka, tiene un imaginario sobre estos seres que se convierten de bestia a hombre y viceversa, para reflexionar sobre aquello que sea verdadero.



"Creo que mi estilo se está gestando, los trabajos previos en las obras antes mencionadas me están permitiendo conocer hacia donde quiero dirigir mi quehacer artístico".
 

"En mi rama dancística, no podría yo hablar del fenómeno performático en los espacios culturales locales, por eso ocupo la búsqueda de esta poética del cuerpo que pretendemos debe articularse desde un gran abanico de lenguajes que el performance y la interdisciplina si nos permiten".

El Ombligo de Adán está integrado por Sandra Hernández y Juan Pablo Cibrián, ambos fungen como colaboradores creativos para las piezas a producir, y a pesar de que son sólo 2 integrantes, siguen el proceso común para las propuestas escénicas: trabajo de mesa, selección de materiales, trazos y de desplazamiento a la escena, etc.


"Si bien me enfoco en el trato y exploración del material en lo que al cuerpo concierne, Cibrián refiere a la interpretación desde el trabajo actoral. Este proceso es interesante debido a amalgamar aquello que pulsa, así como los puntos que nos interesa mostrar en escena".

Su trabajo se ha presentado en festivales como:

  • Festival Internacional de Teatro de cd. de México (FIT2020)

  • Festival de Artes Escénicas en Comunidad (FAEC2020) en Lima, Perú.

  • Encuentro Teatral de Monólogos Bojiganga (ETMOB) en Puebla

  • Festival sobre el Día del Teatro en Venezuela.



"El arte escénico tiene que ver con la tradición, con la técnica y la pasión, hechos comprobables gracias al ejemplo que han tenido para mí el convivir con maestros y colegas inolvidables".

Lo que me gusta de hacer teatro es el el proceso que va desde la elección de un tema, sensación o textualidad. Me siento afortunada de gestar una poética que no dependa de tiempos, es decir, construyo con disciplina, comprendiendo el carácter de lo que se busca. Esto puede ser complicado, pero para mí el trabajo con amigos y colegas afines es importante porque podemos ver cómo la pieza se nutre con las experiencias de todos y, cuando menos lo esperas, ya existe un germen que puede desplazarse.

"El proceso es lo que más aprecio porque me conozco a mí misma, a los colaboradores y descubro como puede gestarse una obra sincera".

Tener un buen equipo de trabajo es indispensable para que se puedan entender y objetar de manera crítica, por esto insisto en lo mismo, que el proceso creativo me parece tan importante. Necesitas la retroalimentación, la objetividad y al mismo tiempo el espacio para la imaginación, la creatividad y aquello subjetivo que realmente es el lugar por explorar. Esta exploración es realmente lo que me interesa porque más allá de la pieza “terminada” uno comprende que no termina nunca por pulirse, por profundizar.


Más allá de estar en cartelera, de obtener apoyos o un espacio considero muy pertinente el reconocer la voz propia, el discurso denominador.


"Creo que mi estilo se está gestando, los trabajos previos en las obras antes mencionadas me están permitiendo conocer hacia donde quiero dirigir mi quehacer artístico".


EL TEATRO Y LA CONTINGENCIA COVID-19


He vivido esta contingencia en resguardo, evitando salir, trabajando en línea y reflexionando sobre cómo seguir generando aperturas. Es difícil por lo terrible del momento de pandemia que afrontamos, pero espero que como sociedad realmente cambiemos todas aquellas situaciones negativas que el COVID-19 ha mostrado. Es un momento para ser mejores humanos y hacer notar nuestra vulnerabilidad. Y hablo de vulnerabilidad porque me parece que pueda ligarse a la empatía, tenemos mucho trabajo en cuanto a “ser artista”, potenciar aquellos que tenemos, buscar nuevos temas que nos inquietan para compartirlos con los otros. Hay que seguir ofreciendo al espectador propuestas arriesgadas e inteligentes, no hay de otra.


Aprecio el uso de la tecnología y la veo como un "entretanto", recuerden que el arte escénico es efímero en cuanto al cuerpo que suda, llora, sangra en escena en cuanto a convivio y eso es lo enriquecedor. Si existen poéticas que puedan aprovechar la tecnología para articularla a su expresión pues que bien. Nosotros tuvimos la oportunidad de utilizar este lenguaje de cámara, de cambio de ritmo en vías en un proyecto para la pantalla con "Informe para una Academia", pero no era la idea original.


"Hemos sido afortunados por ser parte de estas plataformas que desde lo virtual nos han permitido llegar a estas latitudes".



Son maravillosas estas plataformas que han cambiado su quehacer para mostrar propuestas virtuales, observar el trabajo de compañeros que, por la distancia sería imposible de verlos, pero no deja de ser un momento contextual.


Lo que sí debo subrayar también, es la necesidad por parar, y ser crítico con uno mismo. Desacelerar y soltar las riendas para volver a accionar con la conciencia de que hoy más que nunca hay que proponer posturas críticas.


Agradecemos a Sandra Hernández González esta plática, deseándole que con sus movimientos-danza y el cuerpo-teatro, realice más obras que encanten al espectador.


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