"Siempre hubo en mí una afinidad por los juegos donde podía imitar voces y corporalidades de personajes de la TV y películas, pero en la preparatoria fue que tomé la actuación como una opción real de carrera".
Originario de Morelia, Michoacán el actor de teatro y cine Javier Bravo Ortega ha participado en 36 espectáculos escénicos y 23 producciones ante cámara, además ha tenido la oportunidad de participar en comerciales para AT&T, Sección Amarilla, Toyota, Monte de Piedad, Secretaría de Turismo, entre otros, Puerta Escénica platicó con él.
"Creo que el teatro ha estado y estará siempre vivo por la necesidad de contar historias a alguien que las vea".
INICIOS
Con algunas experiencias en su infancia y adolescencia, participó en grupos de danza folklórica y talleres amateur de teatro, pero fue hasta la preparatoria donde tuvo
contacto con el mundo teatral universitario.
Me preparé para hacer el examen de admisión a la carrera de Teatro en la ahora Facultad de Artes de la UMSNH (Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo) y logré entrar a la licenciatura en el 2004.
"Me di cuenta que la actuación era lo que más me apasionaba y, no solamente en el teatro, ya que procuraba ir a los pocos castings a cámara que me encontraba en Morelia en ese momento".
LA ACTUACIÓN
Dentro de las obras más significativas en la que Javier ha participado, se encuentra "La Nave" de José Luis Pineda Servín, dirigida por Gunnary Prado.
Fue la obra con la que más funciones he podido dar (200 aprox.), con la que más tiempo permanecí y con la que pude viajar a muchas partes en circuitos teatrales como fue la Muestra Nacional de Teatro y logramos realizar presentaciones internacionales con una gira a Costa Rica, Colombia, Venezuela, Bolivia, Argentina y Perú.
Para mí el trabajo del actor ha sido una investigación antropológica de mi propia humanidad y sus emociones, de mi cuerpo, su mantenimiento y sus capacidades expresivas para después poner todo lo anterior al servicio del arte y la creación de personaje.
En mi opinión el actor aporta al trabajo del director dicha creación de personaje, pero no es algo fijo e inamovible, sino que hay que estar dispuesto a dar varias propuestas hasta encontrar un punto creativo común donde las necesidades de la dirección se satisfagan y donde el actor pueda seguir creando en conjunto con la dirección. Por otra parte, la dramaturgia da el esqueleto que será el punto de partida para la creación del personaje y la historia en general, ya que desde el texto surge todo lo demás.
"Para mí el teatro es la base desde donde comienzo a trabajar por mi formación, independientemente si es para la escena o para cámara".
Desde mi perspectiva un actor tiene que ser sensible a las emociones humanas propias y ajenas para poder reproducirlas dentro de la ficción y generar verdad escénica. Indagar en las posibilidades expresivas del cuerpo, el gesto y la voz es un trabajo continuo que aporta más herramientas para el arsenal del actor.
Mi estilo de actuación está en constante evolución, ya que cada proyecto pide cierto tipo de expresividad e investigación. Mis influencias creativas vienen de todas las artes que pueda consumir como la música, poesía, danza, artes visuales, cine, series, etcétera. Pero mis influencias actorales tienen sus bases en la ética de trabajo de Stanislavski y la escuela que surgió a partir de él, en las capacidades corporales del circo, artes marciales, acrobacia y en la filosofía oriental enfocada a las artes escénicas a partir de autores como Yoshi Oida y Zeami Motokiyo.
"Para mí el teatro, el cine, las series y cualquier posibilidad de actuación no están peleadas, sino que son diferentes ramas donde desemboca la actuación, que es la búsqueda e investigación principal en mi vida".
Quizá lo que más me gusta de actuar es poder sentir en mí mismo, para poder hacer sentir al espectador. Me gusta la posibilidad de jugar creativamente como miembro de un equipo que busca contar una historia a los demás.
EXPEREINCIA EN DOS ALMAS
La experiencia de hacer teatro virtual con la producción de "Dos Almas" me ha dado la oportunidad de seguir en modo creativo en un momento donde todo se detuvo alrededor por la contingencia sanitaria del covid. La posibilidad de crear un proyecto donde convergen las tecnologías de comunicación por videoconferencia, algunos conceptos de lenguaje cinematográfico y las bases teatrales de un espectáculo en vivo fueron un salvavidas para mi espíritu creativo.
Hacer teatro virtual es algo que no es nuevo ya que más artistas han hecho sus propias propuestas incluso desde antes de la contingencia, pero a partir de ella, es que la necesidad se intensificó, ya que estaba representando el único escaparate donde se podía proponer algo con estas condiciones de nueva normalidad.
El proceso fue el siguiente: abordamos la creación desde el análisis de texto, realizamos el trabajo de mesa a través de Zoom. Luego vinieron algunas tareas de exploración para contar historias visuales desde nuestros propios espacios y en seguida comenzó la propuesta de montaje con la directora.
Íbamos probando qué funcionaba a cuadro y qué no, hasta que logramos encontrar una estructura que nos permitía correr el texto acompañado de sus respectivas acciones.
La experiencia que me llevo al realizar este tipo de proyectos virtuales es que, mi actuación fue transmitida desde mi propia habitación, y que nunca hubo contacto con mi compañera actriz ni con el equipo de trabajo, todo se hizo mediante Zoom.
EL CINE
El cine ha sido la evolución de cómo contar historias, haciendo uso de tecnologías que nos han permitido capturar las representaciones y poderlas reproducir sin necesidad de la presencia del actor. Sin embargo, el cine ha permitido hacer uso de otras alternativas que no son posibles cuando se cuenta una historia de manera teatral, por lo cual ha adquirido su propia profesionalización y especificaciones.
ENFRENTANDO LA CONTIGENCIA DEL COVID-19
Mi plan para el 2020 se venía preparando en Morelia desde finales del 2019, año en que tuve la oportunidad de trabajar en el café como barista, ya que la industria restaurantera y de servicio ha estado presente a la par de mi carrera como actor.
A pesar de tener este trabajo, a principio de año pude participar en una obra de teatro y un par de cortometrajes. Tuve la posibilidad de estar CDMX para hacer algunos castings para comerciales, pero la cuarentena comenzó y todo el plan se tuvo que detener.
Afortunadamente mis ahorros me han ayudado a sobrevivir, pero a decir verdad sin el apoyo de mi familia no hubiera podido sobrevivir por mi cuenta. Estoy infinitamente agradecido con mi papá y mi hermano con quien vivo.
Ahora que estamos en un modo de vida donde las multitudes tienen que evitarse y la industria del entretenimiento ha tenido que detenerse y replantearse muchas cosas, veo posibilidades creativas muy prometedoras con los espectáculos virtuales, aunque traigan sus propios retos y obstáculos por ser modos nuevos de producción.
Creo que en algún momento las salas se volverán abrir y regresaremos a la vida donde el contacto humano volverá. Ya le había tocado a la humanidad enfrentarse ante calamidades que ponen a la gran mayoría en desventaja, como lo que le pasó a Brecht y la primera guerra mundial, pero él enfocó su energía en escribir dramaturgia como respuesta a la realidad que estaba viviendo.
Podemos ver el vaso medio vacío y continuar acongojados por la avasalladora realidad, o ver el vaso medio lleno y pensar que este es un momento liminal en la historia, que trae nuevos retos. El arte también se nutre de la desventaja y la adversidad.
El equipo de Puerta Escénica agradece a Javier Bravo por esta entrevista, deseándole que en cada proyecto en que participe, siga ejercitando esa búsqueda actoral que da origen a su creatividad escénica.
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