Pensar que una obra es apta para todo público es una noción idealista que les ha servido a algunos creadores para asegurarse de que su obra sea programada en la mayor cantidad de salas posibles y de no restringirse de la posibilidad de atraer a cualquier espectador y espectadora posible, lo importante es vender la cantidad de boletos necesarios para recuperar la inversión de la producción y con muchísima suerte obtener alguna ganancia (especialmente en el teatro independiente).
Sin embargo, la idea de una obra “para todo público” revela su falsedad cuando los creadores se encuentran con algún espectador inconforme con la obra que expresa su opinión públicamente y, como respuesta a su disgusto, le dicen que quizá, si no la obra no le ha gustado es porque “la obra no era para él o para ella”.
La réplica tira por la borda la noción del “todo público” porque si esto fuera posible, la obra que al espectador no le gustara si había sido creada para alguien como él y quizás algo habría fallado en la transmisión del mensaje. Probablemente quizás solo se trate de la imposibilidad que tienen algunos creadores de recibir una crítica negativa y que prefieran responsabilizar al espectador de la experiencia, haciéndolo sentir que no estaba preparado para tamaña genialidad o que su lenguaje no había alcanzado el refinamiento necesario para que pudiera comprenderla sensible o intelectualmente.
No está de más anotar que tal vez sea tiempo de replantear el esquema de la creación teatral que colocaba al creador por.... (leer texto completo en Aplaudir de Pie)
Fuente: aplaudir de pie
"Castro, Zavel (16 julio 2019). Pensar en el público. http://aplaudirdepie.com/pensar-en-el-publico/
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