"Hacer teatro siempre ha sido una manera de pensar la realidad. No es... al revés: pensar es una manera de actuar frente a la realidad".
El actor Sebastián Pérez Rouliez dío una vuelta hacia la teoría, para dedicarse a la crítica teatral en Chile. Puerta Escénica platicó con él.
Sebastián nunca rechazó la idea de separar la práctica de la teoría teatral, a pesar, de que en diversas escuelas insisten sobre la superioridad de la acción; él mantiene la postura de que ambas tienen el mismo valor, afirmando que hacer teatro es una manera de pensar la realidad.
"Me involucré de manera bien pragmática: estaba recién egresado y no me interesaba ni la dirección ni la actuación ni la dramaturgia. En cambio, tenía cierto afecto por la teoría".
Sus comienzos por el interés teatral desde una manera teórica, se dio cuando cursó un Diplomado en Crítica Literaria y de Cine en la Universidad de Chile, mismo que le ayudó a ver nuevas maneras de reflexionar sobre la realidad, entendió que la crítica teatral podía ser su espacio de trabajo, aunque en dicho curso no obtuvo las mejores calificaciones, sin embargo, el apoyo de sus profesores fue fundamental, dándole la confianza para ser persistente, logrando así, estudiar la maestría en Teoría e Historia del Arte, lo que orientó definitivamente su camino.
"Mientras estaba en esa maestría, en paralelo conversábamos con una amiga la idea de armar una revista de crítica teatral a partir de un diagnóstico compartido sobre el pobre estado de la reflexión crítica en medios de comunicación análogos y digitales. No sabíamos nada al respecto, pero teníamos las ganas. Al poco andar sumamos al proyecto a un diseñador industrial que nos ayudó a darle imagen a la idea y a finales de 2014 nació Revista Hiedra. Ese espacio ha sido hasta el día de hoy el lugar desde donde hablo y hago crítica".
Diversos profesores han influido en el estilo de crítica teatral de Sebastián, pero sobresale de manera significativa, la crítica chilena Patricia Espinosa - persona amada y odiada a la vez en Chile - aportándole, el primer acercamiento al marco conceptual de la crítica literaria - que va acorde al del teatro- pasando por los escritos de Oscar Wild, Walter Benjamin y que recorre toda la herencia que dejó la escuela de Frankfurt; a su vez el crítico Federico Zurita, Jorge Dubatti, Carlos Ossa, Sergio Rojas, dejaron huella en nuestro entrevistado.
"De manera más tangencial a la crítica teatral, pero tan fundamental como Espinosa o Dubatti, está Sergio Rojas...impactó profundamente en mi manera de escribir crítica se desplazara desde un espacio más puramente frontal a uno más frontal-reflexivo, cuestión que creo es lo que necesita el medio chileno hoy".
"Me gusta definir la crítica teatral como una práctica artística, una más, tal como lo es actuar, dirigir o diseñar; además, es una práctica artística híbrida en tanto tiene un pie en la filosofía, otro las comunicaciones y otro en lo propiamente artístico".
La utilidad de la crítica teatral para Sebastián radica en ofrecer un análisis de las experiencias estéticas teatrales, así como significar aquello que vemos y percibimos.
"Sergio Rojas afirma que la crítica es un espacio de detención en una suerte de umbral que permite, en su distancia temporo-espacial, significar aquello que veo y percibo. Yo adscribo a esa mirada. Creo que allí radica su utilidad. La crítica teatral ofrece un lente de análisis que desnaturaliza la experiencia estética, impidiendo que esta se vuelva puro consumo".
Aunque Sebastián se dedica a su revista Hiedra (que hablaremos en otra ocasión), tiene cierta vinculación actoral por su trabajo cotidiano, que consiste en actuar casos clínicos, para formar y evaluar al personal de salud.
Agradecemos a Sebastián Pérez Rouliez por el tiempo dedicado a esta entrevista, así mismo, deseamos mantener buenos lazos con los artistas independientes de Chile, que sepan que, Puerta Escénica es una ventana para la difusión de sus trayectorias artísticas.
"El teatro es una disciplina artística que posee ciertas cualidades específicas que no lo hacen ni más único ni mejor que otras disciplinas. Además es un trabajo como cualquier otro que requiere dedicación, estudio y especialización. Y como hoy tiene lugar bajo un modelo económico que considera el arte y la cultura una cuestión no prioritaria, es además un trabajo precario, mal remunerado y sin seguridad social, por lo que requiere una férrea organización del campo para defender sus derechos laborales e insistir en mejorar las condiciones de producción del campo".
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