Fernando Yralda, director teatral es originario de Poza Rica, Veracruz, (actualmente radica en Puebla), su pasión por el teatro lo ha llevado a realizar más de 50 puestas en escena en diferentes partes de la república mexicana; Puerta Escénica tuvo el agrado de conocer más sobre su pensar y quehacer en el teatro.
INICIOS
En la ciudad de Xalapa tomó un taller de teatro con el grupo Salamandra, dirigido por Selene Ariza y César Macías (QEPD) - exalumnos de la Facultad de Teatro de la UV -. Poco después ingresa a los Talleres libres de actuación en la Caja, para ingresar finalmente en la Facultad de Teatro.
EXPERIENCIA
"Cada montaje ha significado una gran etapa de mi proceso como director. Macbeth lo considero mi primer trabajo profesional con una propuesta discursiva en una rigurosa investigación sobre el texto de un clásico".
Tal vez una forma de medir la representatividad de un artista - nos cuenta Yralda - es a través del impacto que ha tenido en los espectadores como es el caso de la puesta en escena "El rey se muere" (Ionesco) que tuvo gran recepción en la Muestra Nacional de Teatro y participó en diversos festivales nacionales con muy buenas críticas al igual que "El ensueño" (Strindberg/Jodorowsky), que para la comunidad xalapeña de la primera década de este milenio fue muy importante y aún la recuerdan con mucho cariño.
Ya en mi periodo poblano puedo nombrar "Traición" (Pinter), "Antígona" (Watanabe), "Impromptu" (Ionesco) y principalmente "Padre fragmentado dentro de una bolsa" (Ángel Hernández) en donde exploro una posibilidad escénica que me ha marcado en los últimos montajes, y que es sobre la obra no terminada, para mostrar al espectador lo que desde mi punto de vista es lo más importante del teatro: el proceso de la puesta en escena. Ya más recientemente tengo "Colisiones" (Manuel Barragán) y "Timbouctú" (Alejandro Ricaño), que me llenaron de gran satisfacción.
Todos mis maestros han dejado una gran enseñanza en mí, a todos traté de exprimir sus conocimientos y experiencias. Decantarme por alguno en especial es ser injusto con los demás. Desde un principio asumí tomar lo mejor de cada uno y no ser una imitación o que la referencia fuera tan cercana a lo aprendido. No gurús, solo personas.
"El teatro para mi es el arte de la memoria. Es arte vivo y presente… es un ordenador de estructuras explicativas del universo. En la actualidad se discute entre el teatro presencial y virtual, pero este último no renuncia a la presencia aunque sea en distintos espacios entre el actor y espectador. Lo real está en lo intermediado por una pantalla".
DIRECCIÓN
Algo que no me gusta de los artistas es que etiqueten su propio trabajo. Esa es una labor de los críticos. No debemos dudar de la forma en que hacemos teatro, el argumento principal de este arte es su libertad para expresarse
"La experiencia que se va construyendo en conocimiento en un proceso activo de investigación y análisis".
Muchos autores, directores y jóvenes han influido en mis trabajos recientes. Me gusta lo que hace Ostermeier, Veronese, Lola Arias, Falk Richter, entre otros; y y todo proceso de dirección tiene sus dificultades. Cada persona es un mundo, a veces te adaptas fácilmente otras no, pero casi siempre hay un momento de crisis. Me pasa muy frecuentemente. Un momento en donde parece que ya no se avanza. Y es ahí donde me detengo a mirar panorámicamente para aterrizar las ideas que están volando en mi imaginación, a su vez, los actores produce temores porque se sienten perdidos. Los que trabajan conmigo por primera vez lo sufren con angustia, ya después se acostumbran a esta crisis. Siempre salgo satisfecho porque lo sustenta un previo trabajo de investigación y propuesta.
"La puesta en escena es un conjunto de elementos que deben articularse en armonía y congruencia con el discurso planteado".
Anteriormente había una discusión absurda sobre si eras director de actores o director de escena. Un director de teatro debe tener la capacidad de trabajar con el actor de tal manera que ambos construyan la puesta en escena, de la misma manera que la propuesta escénica debe ser toda una construcción de significado de una estética personal aunque tenga referentes poéticos. Si le falla una de ambas líneas cojea como director. El discurso estético involucra tanto al actor como el dispositivo escénico. Un actor va más allá de lo emotivo, es el emisor del discurso escénico. El autor del instante. El actor debe estar dotado intelectualmente para explicar un mundo visto desde diversas perspectivas y hacerlo entendible a todo tipo de espectador.
Hacer teatro es un acto de amor, pero como debe ser, en unión. Sucede cuando no tienen confianza. No puedo hacer teatro sin pasión, con la apatía de los actores.
EL TEATRO COMO APORTE CULTURAL EN LA SOCIEDAD
Hacer teatro actualmente tiene su importancia en la sociedad. Lo que las instituciones han dejado de lado durante tantos años, el artista lo asume con compromiso y responsabilidad.
Como director, me gusta dotar al espectador de algunas preguntas sobre lo que acontece en el mundo. En algunas otras ocasiones solo divertirlo - el entretenimiento llega a ser un acto de resistencia -. Ya como creativo exploro las distintas realidades que habitamos socialmente, correspondiente al tiempo actual y expresarlo escénicamente. Me gusta confrontar al actor a nuevos retos, incomodarlo con indicaciones diarias que no le permitan establecer un trazo definido. Cuestionarlo en su constante transformación de vida para que cada función signifique algo distinto -obviamente no se puede hacer esto en todos los montajes - pues también depende de la disposición del actor para entrar en este juego.
Agradecemos enormemente a Fernando Yralda por esta entrevista, deseándole que siga siendo el motor para los nuevos talentos a que "amen el teatro, tanto como él lo hace"
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